Alimentar a un cachorro recién llegado requiere atención especializada, especialmente si es huérfano o no tiene acceso a la leche materna. Estos son los pasos clave para garantizar su nutrición y salud:
Prioridad: Leche materna o sustitutos
- Leche materna:
- Ideal: La leche de la madre contiene anticuerpos (calostro) que protegen contra enfermedades y aportan nutrientes esenciales (proteínas, grasas, vitaminas).
- Si la madre no está presente:
- Leche maternizada para cachorros: Disponible en veterinarias o tiendas especializadas. Evita la leche de vaca, ya que puede causar diarrea por su alto contenido de lactosa.
- Alternativa de emergencia: Mezcla de 250 ml de leche entera de vaca + 1 yema de huevo + 2-4 gotas de vitaminas para bebés. Prepara pequeñas cantidades y calienta a temperatura corporal (38°C).
- Frecuencia de alimentación:
- Cada 2-3 horas durante las primeras semanas, incluso por la noche.
- A partir de las 3 semanas: Reduce a 4 tomas diarias y comienza a introducir alimentos sólidos.
Destete: Transición a alimentos sólidos
- Edad adecuada:
- 6-8 semanas: Inicia con pienso para cachorros mezclado con agua o leche maternizada. Aumenta gradualmente la consistencia hasta eliminar el líquido.
- Evita destetar antes de tiempo: Una alimentación exclusivamente sólida en etapas tempranas puede dañar su sistema digestivo.
- Alimentos recomendados:
- Pienso específico para cachorros: Rico en proteínas, calcio y fósforo para desarrollo muscular y óseo.
- Hidratación constante: Ofrece agua limpia para prevenir deshidratación.
Cuidados adicionales
- Temperatura y ambiente:
- Mantén un espacio cálido (30-32°C) si el cachorro no tiene contacto con su madre.
- Evita riesgos: Aleja objetos peligrosos y asegura que el área esté limpia.
- Higiene y estimulación:
- Limpia el área genital con una gasa húmeda después de cada toma para estimular la micción y defecación, función que normalmente realiza la madre.
- Supervisa el peso: Un cachorro huérfano debe ganar 2-3 gramos por kg de peso adulto diario.
Señales de alerta
- Diarrea, vómitos o falta de ganancia de peso: Indican problemas digestivos o infecciones. Consulta al veterinario.
- Letargo o rechazo a la comida: Puede indicar deshidratación o estrés.
Alimentar a un cachorro recién llegado exige precisión y paciencia. Si es huérfano, prioriza la leche maternizada y evita sustitutos caseros no validados. La transición a alimentos sólidos debe ser gradual, y siempre supervisa su salud con un veterinario.